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martes, 6 de octubre de 2020

Llueve sobre mojado

 


La fallida producción de Sin Tiempo Para Morir deja una triste realidad en claro: Michael G Wilson y Barbara Broccoli están lejos de la garra y pasión que el legendario Albert R. “Cubby” Broccoli ponía sobre la realización de cada una de sus películas de James Bond.

Es algo que se venía viendo desde hace rato, es algo en lo que no quería pensar, “qué exagerados”, decía cuando me mostraban esto. Pero ahora, los exagerados están empezando a tener razón.

Olvidemos pronto se van a cumplir cinco años sin una película de James Bond, y dentro de la misma era. En condiciones normales, la continuación de SPECTRE debería haberse estrenado en 2017 o, como muy tarde, 2018, asumiendo que “ahora es más difícil” darle originalidad a James Bond y que en diciembre de 2015 “estaban todos muy cansados” para pensar en la siguiente. Esa frase la dijeron ellos, los mismos que empezaron a pensar en El Mañana Nunca Muere cuando GoldenEye  ni se había estrenado (julio de 1995) y en El Mundo No Basta recién cuando su predecesora había pasado semanas en el cine (enero de 1998). Otro Día Para Morir, también, empezó a gestarse en el año 2000. Su estreno en 2002 fue estrategia de marketing para coincidir con los 40 años de Bond, pero una vez anunciada para noviembre de 2002, se estrenó ese mes y año.

Los dos retrasos de Sin Tiempo Para Morir este año, de abril a noviembre y de noviembre a abril del año que viene, son un golpe fuerte para los fans de James Bond, especialmente considerando que esta película ya lleva un sinfín de retrasos anteriores: noviembre de 2019 a febrero de 2020 y, febrero de 2020 a abril de 2020. Se entiende, la situación del COVID hizo esto inmanejable, pero la impericia y negligencia de EON nos ha llevado al triste escenario del “llueve sobre mojado” que pone en jaque no sólo el prestigio de los productores sino el futuro de 007. No quiero para nada decir que Bond no volverá, sino que cada vez será algo que pasará “una vez cada tanto”.

Rumores de un nuevo retraso cayeron en junio de 2020, pero todo pareció quedar en el anecdotario cuando el 1 de septiembre EON, MGM y Universal reactivaron el hype de Bond con un nuevo póster, seguido de tráilers, anuncios televisivos, otro póster, nuevos comerciales de sponsor, clips de la banda sonora de Hans Zimmer y el video musical del tema de Billie Eilish, que ya se había dado a conocer en febrero durante la primera campaña (fallida) del film.

No se les ocurre mejor idea que anunciar un nuevo retraso el 2 de octubre, horas después de presentar un comercial de DHL que nos recordaba que el film saldría en NOVIEMBRE. En cuestión de un mes, pasamos de la certeza del “no, no van a retrasar, están poniendo toda la carne al asador” al “no creo que la película existe hasta que la vea”. Los tabloides, con su sensacionalismo habitual, pasaron de decir que “James Bond va a salvar al cine” a “James Bond mató al cine”. Ambas cosas son exageradas, pero no podemos negar que 007 iba a contribuir a lo uno o a lo otro, y terminó contribuyendo a lo segundo.

No creo que los cines se recuperen de semejante golpe, a no ser que el estado los financie por completo. Aún así, no es lo correcto. El cine debe estar para proyectar películas y hacer dinero de eso, poco o mucho. El gobierno puede dar subsidios, pero nunca bancar por meses enteros. Este razonamiento podría convertir al Reino Unido en una nueva Argentina, y últimamente creo que cada vez están más cerca de eso.

Vuelvo a hablar de Cubby y sus herederos: el viejo Alberto hubiera estrenado, quizás hasta arriesgado a ofrecerla en streaming un tiempo después. Sabría que no iba a recaudar mucho, por lo menos no tanto como Skyfall o SPECTRE, pero el prestigio de que Sin Tiempo Para Morir  pase a la historia como “la película que salvó al cine” hubiera tenido más valor para él que hacer uno o dos millones más. Los miles de empleados que ahora serán despedidos de Cineworld y otras cadenas británicas se hubieran hecho fans de James Bond hasta sólo por eso. Recordemos que el que hoy es considerado “el mejor shooter de la historia” para los gamers emana de una película de James Bond de 1995 que muchos no habían visto en cines, pero que a raíz del disfrute del juego decidieron verla, y la disfrutaron hasta en la pequeña pantalla.

Cubby amaba a Bond, y quería que la gente ame a Bond. Sus herederos parece que no. Sólo quieren que Bond les de dinero e ignoran la presión de los fans. De hecho, la última vez que realmente sintieron la presión de que podían arruinarlo todo fue antes de GoldenEye, y esto me lo dijo alguien que formó parte del directorio de MGM en los 90: no fue hasta que pasaron los tráilers que no se dieron cuenta que la gente de verdad quería volver a ver a Bond. Después del éxito financiero de Skyfall, Michael y Barbara se durmieron en los laureles. Están llegando a la conclusión de que sus seguidores les van a aguantar todo, que no nos deben nada, que pueden pasar mil años sin estrenar la película y vamos a seguir creyendo que “es la decisión correcta”.

Cualquier persona del mundo del arte siempre tiene que tener la presión de su audiencia. Porque eso lleva a la calidad y el perfeccionamiento. Aunque muchos no estén de acuerdo con lo que diga, yo creo que los productores han hecho un error garrafal, que es matar el hype y la expectativa del film. Ahora vamos a tener mucho más cuidado antes de gritar a los cuatro vientos que JAMES BOND IS BACK IN ACTION AGAIN! O hacer cuentas regresivas hacia el estreno del film (ya cuántas veces tuvimos que borrar ese código html). Y no puede haber nada peor que un regreso de Bond sin hype. Ese mismo efecto de estar el 24 de diciembre con la mesa servida y que a las 10 de la noche te digan que la Navidad se pasa a julio. Y que te lo hagan consecutivamente. Llegará un punto en que nadie se atreverá a festejar la Navidad. Y el regreso número 25 de James Bond será lo que el regreso de James Bond nunca debió ser: con moderación.

Vemos un tráiler, un póster, de acá a diciembre. ¿Qué hacemos? Sí, nos ponemos contentos, pero la alegría va a ser extremadamente tibia. La alegría de un nuevo regreso de Bond, que para mí siempre fue como gritar el gol de tu equipo de fútbol, está desapareciendo. Y créanme que este es un elemento crucial para la saga. Que te anuncien “Abril 2021” y dudar de lo que va a pasar en abril de 2021 es mucho peor que todos los retrasos anteriores juntos. No lo llegué a vivir, pero me quedo toda la vida con el bache entre 1989 y 1995.

“Hay una audiencia ahí afuera que nos está esperando”, decía Cubby.
“Hay una audiencia ahí afuera que nos puede esperar eternamente”, parecen pensar sus herederos.

Ojalá me equivoque.

 

Imagen: SirGoldenEye en Twitter.

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